Siete días en el mar hasta llegar a El Hierro: la historia de un estudiante que huyó de la represión en Senegal
Cuando Bacary comenzó a implicarse en las protestas sociales que se oponían a un nuevo mandato del presidente de su país, sabía que terminaría afectado. No obstante, asegura que no se arrepiente, pese a que tuvo que dejarlo todo atrás.
En junio de 2023, Bacary era un joven estudiante de 23 años que cursaba dos carreras: Derecho y Ciencias Políticas. Derecho porque no soportaba las injusticias.: ‘‘Quiero ayudar. La gente no conoce el derecho ni la justicia. Recuerdo que hace años, en mi barrio, moría un senegalés de manera injusta por una problemática con los barcos de Senegal, que cruzaban la frontera para pescar en Mauritania. A día de hoy, no se ha hecho justicia por su muerte’’, cuenta a CEAR en Sevilla Y también eligió Ciencias Políticas porque no le gusta la manera de hacer política que hay en África.
Bacary nació en Saint Louis (Senegal), aunque parte de su vida se desarrolló en Mauritania, puesto que su padre era pescador de profesión en este país vecino. En 2012, volvió a Senegal junto a su familia para continuar su formación. y llegó hasta la Universidad. Su interés por estudiar no fue incompatible con su afición al fútbol. Llegó a formar parte de un equipo semiprofesional en su país, donde fue compañero de jugadores que a día de hoy son profesionales de la liga de fútbol senegalesa., y se confiesa aficionado de siempre a la liga española, con especial simpatía por el Real Madrid y también por el Sevilla F.C.
¿Qué ha pasado en Senegal en los últimos meses?
Bacary denuncia que el programa sociopolítico de Senegal “se basa en la corrupción, la injusticia y en un mal gobierno de los recursos existentes”. Aunque la crisis política y social haya estallado ahora, “sus causas son antiguas’’, asegura.
“El gobierno quiere manipular la información que llega a la comunidad internacional’’, lamenta y afirma que los gobernantes actuales están aterrorizando a la población. ‘‘El primer ministro de Senegal llegó a asegurar que quienes nos manifestábamos éramos terroristas. Con esa premisa la policía podía atentar contra nosotros’’.
Implicación en manifestaciones universitarias y su discurso en TikTok
Bacary cuenta que las personas manifestantes están siendo víctimas de una dura represión en Senegal. ‘‘Ya hay población civil armada ayudando a la policía. El Gobierno ha reclutado a gente para ir en contra de los manifestantes. Las últimas movilizaciones han terminado con 19, 14 y 22 fallecidos respectivamente. Además, hay más 1.800 presos por motivos políticos’’.
Cuando habla sobre su implicación en estas manifestaciones cuenta que, esporádicamente, había participado en alguna, pero su compromiso se acentuó cuando comenzó la Universidad, donde había un grupo que las organizaba y difundía la información de cada convocatoria. ‘‘Participaba de ellas porque la juventud senegalesa está (estamos) muy cansada y disgustada. Acostumbramos a escuchar sobre Senegal que es un país rico en recursos como el oro o rico en tierras, pero eso nosotros no lo vemos, eso no es accesible para su sociedad’’.
En este contexto y debido a su implicación en estas movilizaciones, Bacary comenzó a recibir presiones hasta sufrir una situación muy violenta. ‘‘Yo empecé a hacer vídeos en TikTok donde denunciaba la actuación del Estado senegalés en las manifestaciones y las injusticias que estaban sucediendo. Mi contenido comenzó a hacerse popular y el número de seguidores en mi cuenta empezó a crecer por miles. Había gente que me reconocía por la calle y me saludaba’’. Aún mantiene una importante comunidad en esta red social, con 11.400 seguidores ‘‘Mi madre me pidió que borrara los vídeos por mi bien, por mi seguridad’’. Y así lo hizo.
Recuerda que en los dos últimos contenidos que subió a TikTok fue muy crítico con la postura de los líderes religiosos. ‘‘Tenían que levantarse y pronunciarse. Cuando todo está bien, los líderes religiosos sí están, pero cuando el pueblo sufre, dan la espalda. Necesitábamos que hablaran sobre lo que estaba pasando. Son ellos quienes tienen el contacto con el Gobierno y los únicos que pueden echar una mano en los momentos duros’’.
Esta situación dio lugar a una serie de amenazas que terminó con un secuestro de 20 horas en las que fue golpeado y sobornado para que cambiase su discurso en la red social.
Tras conseguir escapar de aquel infierno, Bacary buscó ayuda en la casa de un amigo en Saint Louis. Allí pasó dos días en los que valoró la posibilidad de huir a Mauritania, donde además estaba su familia, pero su amigo le desaconsejó esta opción por el peligro que podía suponer ir hasta la frontera.
Huida de Senegal y llegada a la isla de El Hierro
Su amigo tenía un contacto en la capital, Dakar, hacia donde huyó Bacary y con quien estuvo durante dos días.
‘‘Él tenía a otras tres personas esperando para salir de Senegal. Un día nos llevó a los cuatro hasta la playa para que nos subiéramos a una patera. Fueron momentos complicados, éramos 121 personas en total, entre ellas algunas mujeres y algunos niños de 14 o 15 años’’, recuerda.
La embarcación en la que viajó Bacary salió de Dakar el 15 de junio de 2023 y se llevó siete días en el mar. ‘‘Los dos primeros días fueron muy duros. No comíamos lo suficiente y muchas personas empezábamos con los mareos y los vómitos. Pero lo peor llegó el cuarto y quinto día, cuando empezó el viento. Fueron días de mucho oleaje, la gente no podía dormir, lloraba. Teníamos mucho miedo’’. Asegura que esa quinta jornada estuvieron 24 horas parados, sin desplazarse lo más mínimo debido al fuerte movimiento de las olas.
El 22 de junio, ya acercándose a la isla de El Hierro, cuando amanecieron ya no había ni agua ni comida. Alrededor de las 15:00h, la Cruz Roja y la Guardia Civil los auxilió a su llegada a la isla.
‘‘Llegamos bien, algunos más cansados que otros’’. En su caso, permaneció tres días en El Hierro y luego lo trasladaron a Tenerife. El 1 de agosto llegó a Sevilla acompañado de otras 40 personas refugiadas, con las que había convivido hasta entonces.
Una constante sensación de incertidumbre
Aunque asegura que está muy bien en Sevilla y que le gusta la ciudad, siente mucha incertidumbre, tanto por su futuro como por el de su país.
Si piensa en Senegal, admite que, aunque le encantaría poder volver, cree que no es posible. ‘‘Puede cambiar el gobierno, pero siempre habrá personas que me amenacen porque piensan que no he respetado a los líderes religiosos’’. Sus amigos y compañeros de clase le cuentan que las universidades permanecen cerradas y que no pueden asistir a clases. Tampoco hay manifestaciones. ‘‘Si te manifiestas te encierran’’.
Reconoce que su sueño es seguir estudiando y, está aprendiendo español muy rápido y muestra mucha inquietud por dominar el idioma. Le gustaría quedarse en España porque siente que tiene protección. «Quiero estudiar aquí y escribir libros y artículos sobre la migración. Recuerdo siempre un encuentro con un médico español que visitó Senegal y estuvimos hablando sobre migración y personas refugiadas. Me dijo que estaba de acuerdo en que los migrantes tenían que ser ayudados, pero tenía dudas sobre la condición de refugiado. Yo le dije, ¿tenemos que esperar a que nos maten para huir?»
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